http://miltontemer38.blogspot.com.br/2012/04/uma-cut-desqualificada-superada-pelo.html?spref=tw
A desmoralização
e esvaziamento da CUT, e o cumprimento das tarefas de mobilização social
concentradas no movimento estudantil não cooptado pelo governo das classes
dominantes. Embora se traçe um mesmo diagnóstico, não é da CUT brasileira que se
trata, mas da chilena. Que atravessa crise de identidade e filiação pelas,
coincidentemente, mesmas razões políticas e sociais da sua correspondente
brasileira.
A outrora combativa central sindical, braço fundamental na sustentação do governo da Unidade Popular, se estiolou a partir da derrocada de Pinochet, por conta da transição pelo alto que gerou a Concertación - aliança da DC que estivera no golpe contra Allende e um neoPS. Ou seja, um PS pragmático e reduzido ao melhorismo, que não tocou nos pontos fundamentais da política neoliberal da ditadura -.
Por via de consequência, fez da CUT chilena aquilo que o neoPT fez da CUT brasileira - uma central sindical acomodada, com seus dirigentes se locupletando nas sobras da "produtividade" do grande capital. Por sorte, o Chile não viu suas lideranças estudantis mergulharem na mediocridade que o PCdoB impôs ao se apoderar de uma UNE transformada em agência comercial de carteiras para meia-entrada.
Conduzida pela liderança realmente comunista de Carmem Valejos (dirigente da Juventude do PC chileno). aparece hoje como a alternativa de combate ao governo do pinochetista Piñera, com mobilizações contra a manutenção do caráter privado da educação, imposto pela ditadura fascista, e mantida pelos governos da Concertación.
O que deveria servir de reflexão aos sindicalistas da CUT, hoje transformados em burgueses bonachões, limitados a tratativas com o grande capital, no benefício de quem disputam privilégios tributários como forma de garantir salários de aristocracia operária a seus filiados, no prejuízo do povo trabalhador como um todo, segue na matéria anexa, do Clarin, do Chile
A outrora combativa central sindical, braço fundamental na sustentação do governo da Unidade Popular, se estiolou a partir da derrocada de Pinochet, por conta da transição pelo alto que gerou a Concertación - aliança da DC que estivera no golpe contra Allende e um neoPS. Ou seja, um PS pragmático e reduzido ao melhorismo, que não tocou nos pontos fundamentais da política neoliberal da ditadura -.
Por via de consequência, fez da CUT chilena aquilo que o neoPT fez da CUT brasileira - uma central sindical acomodada, com seus dirigentes se locupletando nas sobras da "produtividade" do grande capital. Por sorte, o Chile não viu suas lideranças estudantis mergulharem na mediocridade que o PCdoB impôs ao se apoderar de uma UNE transformada em agência comercial de carteiras para meia-entrada.
Conduzida pela liderança realmente comunista de Carmem Valejos (dirigente da Juventude do PC chileno). aparece hoje como a alternativa de combate ao governo do pinochetista Piñera, com mobilizações contra a manutenção do caráter privado da educação, imposto pela ditadura fascista, e mantida pelos governos da Concertación.
O que deveria servir de reflexão aos sindicalistas da CUT, hoje transformados em burgueses bonachões, limitados a tratativas com o grande capital, no benefício de quem disputam privilégios tributários como forma de garantir salários de aristocracia operária a seus filiados, no prejuízo do povo trabalhador como um todo, segue na matéria anexa, do Clarin, do Chile
El ocaso de la CUT
Lunes, 30 de Abril de 2012 10:28
Juan Pablo Cárdenas S
La corrupción de la política tiene su correlato en la
descomposición de nuestros referentes sindicales. La misma forma en que se toman
decisiones en los partidos y la falta de representatividad de los mismos se
reproduce en la Central Unitaria de Trabajadores y otras mínimas expresiones de
los trabajadores chilenos.
Lo primero que se debe
consignar es que en más de dos décadas de post dictadura, los índices de
sindicalización en nuestro país apenas superan el 15 por ciento de la masa
laboral. Esto es, que de los 5 millones de trabajadores, menos de 800 mil
pertenecen a alguna agrupación sindical. Al mismo tiempo que un porcentaje
ínfimo de sindicatos está afiliada a la CUT, entidad que ya no tiene nada de
unitaria, ni ejerce liderazgo importante según lo evidencian, incluso, sus
paupérrimas convocatorias para conmemorar el Primero de Mayo. Si no fuera por la
presencia en éstas de los estudiantes, medioambientalistas y luchadores por los
Derechos Humanos, lo cierto es que la concurrencia laboral a las mismas
resultaría aún más bochornosa, en medio de un clima nacional marcado por las
movilizaciones sociales, cada vez más masivas y extendidas por todo nuestro
territorio.
La CUT es una entidad
que le ha resultado muy conveniente a los gobiernos de la Concertación como,
también, al actual. Para cada uno de los ministros de Hacienda ha resultado
cómodo tener interlocución con dirigentes completamente ilegitimados dentro del
mundo laboral y sin capacidad de ejercer presión real para imponer las justas
aspiraciones, derivadas de una estrategia política y económica que fomenta el
salario paupérrimo, el empleo precario y las colusiones de la clase patronal. La
negociación anual respecto del salario mínimo se ha constituido en un trámite
cada vez más ignominioso para la dignidad de los trabajadores, quienes en cada
oportunidad deben comprobar la distancia existente entre el reajuste que
solicitan y el que resulta de la imposición de las autoridades, la decisión de
los partidos y los acuerdos parlamentarios.
En el país donde las
diferencias salariales son las más pronunciadas del mundo, nuestros
representantes sindicales vienen perpetuándose en sus directivas, como lo está
la camarilla de dirigentes de la CUT y de otras organizaciones, gracias al
arreglo cupular y las cuotas de poder que les asignan los comisarios políticos e
infectan sus resoluciones y renuncios. Personajes todos que, sin rubor alguno,
administran la alcancía sindical en viajes, suculentos almuerzos y viáticos,
tanto que para nadie resulta ya un misterio que los fondos que manejan son el
resultado de asignaciones de los gastos reservados del Ejecutivo, como de los
sobornos empresariales abiertos o disfrazados que premian su buena conducta y
“espíritu patriótico” en consentir siempre reajustes que consolidan el deterioro
del poder adquisitivo de la mayoría de los chilenos, especialmente de los más
pobres. En esto es que tiene base, seguramente, el reciente acuerdo de “cuello y
corbata” entre la CUT y la confederación patronal de la producción y del
Comercio (CPC), en que unos y otros han manifestado un conjunto de “voluntades
comunes”.
Cuando se reconoce que
el sindicalismo chileno vive en estado de crisis es por la incapacidad
demostrada por los dirigentes dignos y limpios para imponerse a las maquinarias
electorales de sus organizaciones, donde la cupularidad y el autoritarismo es
todavía más escandaloso que el que campea en los propios partidos políticos.
Mientras que en los verdaderos regímenes democráticos, los procesos
eleccionarios de los sindicatos y otras instancias sociales es reglamentada por
ley y vigilada por las autoridades y la prensa, aquí éstos se suceden en el más
inaudito secretismo, cuanto que ya es tradicional que las pugnas se resuelvan
en la repartición de prebendas y la suscripción de compromisos que prometen
renovación y transparencia. El país no sabe de sus registros y procedimientos
electorales, salvo cuando trascienden las prácticas del acarreo de votantes, la
desaparición de sufragios y el arreglo final mediante pactos celebrados entre
cuatro paredes. De esta forma es que la burocracia sindical de la CUT vuelve a
urdir sus comicios internos de agosto próximo, donde lo más seguro es que
aquellos que todavía creen posible corregir “desde dentro” a las instituciones
descompuestas vuelvan a sufrir una nueva y dramática decepción.
Después de tantos años
en lo mismo, es preciso dejar morir a las instituciones arcaicas y proponerse
nuevos referentes y propósitos. Que busquen, por cierto, una afiliación sindical
masiva y un nuevo pacto laboral destinado a consolidar movilización social,
negociación colectiva, salarios dignos, previsión segura, así como la
recuperación para Chile de nuestros recursos naturales y empresas productivas y
estratégicas. Que ponga a los trabajadores a la vanguardia de aquellas
organizaciones sociales que le han dicho BASTA al régimen político y económico
que nos rige, y suman esfuerzo por hermanar a Chile con aquellos procesos
destinados a recuperar soberanía nacional, impedir la concentración de la
riqueza e imponer equidad social.